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Lagartijas

 

Es una técnica depurada para conseguir brazos fuertes y músculos de acero, y puede practicarse casi en cualquier lugar.

 

Las lagartijas -simples y efectivas- desarrollan el pecho, los hombros y los brazos. ¿Cómo aprovecharlas al máximo? Mediante una postura adecuada, capaz de optimizar el esfuerzo. En las fotos están las claves.

Lo más importante de este ejercicio es el tiempo. Cuanto más lentos sean sus movimientos, mayores serán los beneficios. Cuando impulse su cuerpo hacia arriba, cuente los segundos: dos para subir y tres o cuatro para bajar. Acuérdese de que los músculos que usa para levantarse son los mismos que sostienen su cuerpo al regresar al suelo: haga el esfuerzo, no deje que la gravedad se ocupe del descenso. Para trabajar los músculos de modo parejo, tómese siempre el doble de tiempo para bajar. Diez lagartijas por día son suficientes para tener músculos sólidos y brazos fuertes.

 

1. Posición baja

  • Manos: sepárelas hasta que coincidan con la línea de los hombros. Si se excede cargará el peso de su cuerpo en los hombros, pero si las cierra demasiado dará exceso de trabajo a los tríceps. Ambos grupos musculares se agotarán antes de que se beneficien los pectorales. La posición de la foto asegura una actividad equilibrada de los músculos en juego. Mantenga las manos planas sobre el piso, para distribuir el peso de manera uniforme entre las palmas y los dedos. Si quiere hacer lagartijas con mayor facilidad, apóyese en el primer peldaño de una escalera. Le dará un ángulo más cómodo y obtendrá prácticamente los mismos réditos.
  • Dedos: para aumentar el equilibrio, extienda y separe los dedos de modo que las puntas queden a unos tres centímetros de distancia entre sí. Pero no los abra en exceso, porque podría forzar los tendones y músculos de la mano y provocar tirones en los antebrazos.
  • Brazos: manténgalos tan cerca del torso como pueda. Esta posición distribuye el trabajo de manera pareja entre los distintos grupos musculares. Ojo: separar los codos puede provocar lesiones en el hombro.
  • Pecho: si es posible, toque el suelo con el pecho en cada repetición. Así trabajarán más los músculos pectorales, logrará mayor flexibilidad y se protegerá de lesiones. Si no puede tanto, baje hasta donde pueda.
  • Piernas: deben permanecer juntas y perfectamente rectas, pero no inmóviles. Si tienden a flexionarse ligeramente, no se mate por enderezarlas: perderá tiempo y concentración para cumplir otros movimientos importantes.
  • Pies: manténgalos juntos, apoyados en el piso desde la punta de los dedos hasta su base. Para hacer el ejercicio más exigente, coloque los pies sobre una plataforma o escalón.

 

2. Posición elevada

  • Cabeza: consérvela mirando el suelo y alineada con el resto del cuerpo. Levantarla, inclinarla o girarla durante la repetición puede lesionar los músculos del cuello. Al mirar el suelo, la cabeza debe permanecer en una posición neutral. Un truco para no perder la línea es poner una moneda en el piso y fijar la vista en ella durante la serie.
  • Espalda: relajada y alineada con las piernas. No tiene por qué estar totalmente derecha. Recuerde que la columna vertebral forma una curva natural en la base de la espalda. No trate de corregirla.
  • Pulmones: la lagartija es una forma de levantar peso, así que se debe exhalar al subir e inhalar al bajar.
  • Codos: al llegar al punto más alto, manténgalos destrabados para conseguir una presión constante en pecho, hombros y tríceps. Si los traba, eliminará el esfuerzo de esos músculos y lo cargará a las articulaciones.

Pelvis: asegúrese de no elevarla más que el resto de la espalda y las piernas. De hacerlo, su cuerpo formará un ángulo y no una línea recta. Ese error comprime el abdomen y entorpece la respiración.